sábado, octubre 20, 2018

¡Feliz día de la madre!

En estos días estuve escuchando una entrevista realizada a un investigador, sobre temas referentes a las culturas andinas, egipcias y toltecas.

Entre otras cuestiones de las que hablaba, se refería básicamente a los Dioses en los cuales los pueblos andinos creían, uno femenino, la pacha-mama y otro masculino, el sol.

Mas allá del desarrollo ampliado que el entrevistado hacía sobre estos temas, recurrí a mis conocimientos sobre estas cuestiones, desde la metafísica, la alquimia, la física cuántica, y todo lo que ello implica.

Enseguida asocie las polaridades femenina y masculina, las energías yin y yang, los cuerpos energéticos como el emocional y el mental, Eva y Adan, y la comprensión cabal de que sin esas dos energías, sería imposible cumplir con el principio de la generación, en todos sus aspectos.

La pacha mama o madre tierra es capaz de hacer germinar en su seno cualquier ser viviente que sea sembrado en ella. Es la auténtica madre. Pero sin no fuera por el sol, el que le da la energía para que ello ocurra, no sería posible.

Lo mismo pasa con el ser humano y todos aquellos seres del reino animal, que impliquen aparearse, unirse, amarse y complementarse para generar una nueva vida.

Mas allá de las opciones que pudieran surgir en este tiempo, en el siglo XXI, desde el plano físico netamente sexual, o desde el plano cultural, el cual determina el género, desde  el punto de vista energético, en el cual habitan las almas, existe tanto lo masculino como lo femenino, necesarios para generar una nueva vida.

Pueden tomar esta reflexión como una metáfora o como algo perteneciente a la realidad tridimensional, en la que vivimos cotidianamente.

Pero lo cierto es que, en lo personal,  al festejar el día de la madre, no solo lo celebro desde el plano físico y humano, sino desde todas las otras frecuencias energéticas que gobiernan el universo de las leyes naturales.

Gracias por leer esta breve reflexión.

Feliz día a las madres: biológicas, espirituales, naturales, del corazón etc.

Un saludo grande para todas.

Alfredo Legnazzi